Ha venido un amigo a visitarme a Helsinki, donde mis huesos ahora residen. Es un amigo de los mejores, de esos que no necesitas muchas palabras y pocos silencios para saber como te mueves por dentro. Ayer tuvimos una noche febril de descargas emocionales, se dijeron algunas verdades, nos bebimos dolor con alcohol y disfrutamos el uno del otro.
Abandoné este bitácora por dejadez y malgana espero recuperarla, no prometo nada, porque mis promesas se diluyen casi siempre.
Saturday, October 15, 2005
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